Yo venía un poco
asustada para New Orleans después de saber que era Mardi Gras, porque yo ya no
estoy para estos trotes y no me apetecen fiestas con grandes aglomeraciones.
Pero aun así me hace ilusión verlo.
El Mardi Gras es el
carnaval de toda la vida, solo que aquí en vez de tirar caramelos en la
carrozas te tiran collares de colores. Nos habían contando que, la tradición
era que si te tiraban un collar tenías que enseñar las tetas. Pero yo no sé de
dónde se ha sacado eso la gente porque aquí no hemos visto nada de eso. Menos
mal que era falso, porque no sé qué hubiera pasado ayer si no. Cuando tuvimos
que aparcar porque la calle estaba cortada, nos encontramos con la cabalgata,
así que nos quedamos a verla. La gente estaba super animada, gritando y dándolo
todo al paso de cada carroza. Así que nosotras nos integramos también y nos
pusimos a gritar levantando las manos a ver si pillábamos algún collar. Y de
repente… yo estaba haciendo una foto y veo por la pantalla de la cámara una bola
gigante de collares de colores que venían, cual meteorito, hacia la cara de
Paloma. Pasó todo como a cámara lenta. Yo me la imaginaba esclafada en el suelo
con los collares en la cara. Porque esas cosas, parece que no, pero si te dan
hacen un daño que te cagas!. De repente la miro y la veo con las manos en alto
intentando pararlos. El tiempo se detuvo. Al final los cogió todos, no sabe
cómo, porque con la fuerza que llevaban la podían haber escalabrado. Y así nos
fuimos anoche, con un puñado de collares bien chulos. Pero hoy nos esperaba
más.
La gente aquí lo vive
intensamente y lo celebra como si no hubiera un mañana.
Ya anoche cuando
volvíamos a casa de Ben, vimos a gente acampada en una avenida. Paloma pensaba
que eran los del 15-M (si que han llegado lejos!), pero resulta que no: es que
era gente cogiendo sitio para ver la cabalgata de hoy.
Esta mañana desde las
09:00 que hemos abierto el ojo hemos visto a familias enteras que venían con
media casa a cuestas: escaleras, sillas, neveras, hasta baños químicos en sus
furgonetas…de todo para pasar el día comiendo y bebiendo en la calle hasta que
empiece la Parade. Todo por pillar un sitio!
Nosotras hemos aprovechado la mañana para conocer un poco la ciudad y hemos ido al French Quarter. Es un barrio con mucho encanto, con músicos tocando por las calles y barecillos muy chulis. Pero nos hemos tenido que volver pronto porque si no luego cortaban las calles por la cabalgata y no podíamos aparcar.
Así que a la hora de comer ya estábamos de vuelta en casa de Ben. Al llegar había un montón de gente allí: amigos, familia, compañeros de trabajo. Resulta que Ben vive en la parte de arriba de su oficina, así que, como la Parade pasa por debajo, todos los años hacen ahí una fiesta para hacer tiempo mientras empieza. Ahí hemos conocido al padre de Ben, un señor encantador con una cara graciosísima, como de dibujos animados. Entrañable. Nos ha ofrecido todo tipo de comida y bebida. Y nosotras que somos muy agradecidas hemos dado buena cuenta de ello! Incluso Ben ha cocinado unas judías pintas. La historia tiene miga… Resulta que por la mañana al levantarnos Paloma le ha preguntado si salió anoche (porque le pareció oírle entre sueños) y Ben le ha contestado que sí, que llegó a las 5 de la mañana. Así que nosotras hemos pensado que se fue de fiesta cuando nos dejó en casa. Pero cuando estábamos tomando algo en el French Quarter le he preguntado yo qué hizo anoche si se lo pasó bien y me ha dicho no salió, que estuvo en casa de su abuela cocinando unas judías. De ahí lo que le había dicho ayer a Paloma por teléfono de su abuela!!! Nosotras creíamos que ahora todo empezaba a cobrar sentido, pero aun nos quedaba por descubrir… Estábamos flipando un poco porque haya estado hasta las 5 cocinando, pero dice que es que su cocina es una mierda. Así que hemos sacado la conclusión (como siempre a nuestra bola) de que cocinaba el finde para tener comida para toda la semana. Total, que nos vamos a su casa y cuando estamos allí descubrimos que las judías eran para sacarlas allí en la fiesta. El pobre…se había tirado cocinando toda la noche! Como comprenderéis, después de que habíamos tardado casi 12 horas en atar todos los cabos y descubrir algo que nos había querido decir desde el principio, estábamos descojonadas… Y, cómo no, Paloma probó las judías, a ver si merecía la pena tanto trabajo. La broma de las “beans” ha dado para mucho, cada vez que nos acordamos es que lloramos de la risa…Como os dije el otro día: lost in translation!
Después de comer hemos
dado una vuelta por la calle, esperando a que empiece la Parade. Han montado un
escenario con un grupo que son como los Rolling pero de la orquesta de tu
pueblo: maduritos marchosos pero que hacen versiones de las canciones del
momento (incluido el Gangnam Style, of
course).
Cuando ha empezado la cabalgata no me ha pillado muy de sorpresa porque
ya habíamos vivido un previo ayer, pero aun así no salgo de mi asombro. A pesar
de haber leído cosas estos días sobre esta fiesta y haberla vivido hoy, todavía
no entiendo muy bien el por qué de esta tradición de tirar los collares de
colores. Y mucho menos me cabe en la cabeza el motivo que puede llevar a toda
esa gente a volverse tan loca, saltar y gritar como si se acabara el mundo…y
todo porque les lancen unos collares de plasticucho malo. Para qué los quieren?
Por qué les hace tanta ilusión coger tantos? Y lo más raro, si quieren acumular
cuantos más mejor, por qué los que se caen al suelo no los cogen? Solo valen
los que atrapas en el aire! No lo entiendo… Pero en fin, es un gran ejemplo de
cómo es la naturaleza humana y el afán que tenemos por acaparar todo lo que sea
gratis, aunque sea algo totalmente inútil.
Al acabar la Parade hemos
vuelto a la oficina de Ben y ahí hemos conocido a sus amigos. No tienen
desperdicio. Son como sacados de series. Uno es grandullón y bastorro, pero con
cara de panoli. El otro se llama Vincent y es que le nombre le viene al pelo,
porque es el típico que nos recuerda algún personaje de serie o peli, de
ascendentes italianos pero que ahora vive en un barrio humilde de Estado Unidos,
con su boina y andando medio chepao. Es que no sé describirlo bien, es para
verlo, pero Paloma lo imita fenomenal, así que cuando tengáis oportunidad
decirle que os lo haga.
Había mucho más pero no
hablamos mucho con toda la gente. El caso es que hemos conocido a gente muy
rara pero que parecen buena gente, y lo hemos pasado fenomenal. De hecho, no
paramos de reírnos de todas las cosas que nos han pasado con Ben, y el pobre es
un buenazo. A mí me da hasta cosilla por todas las molestias que se ha tomado
por nosotras y lo bien que nos ha tratado, pero Paloma dice que no pasa nada,
que seguro que somos lo mejor que le ha pasado en la vida. Y la verdad que sí,
porque un tío así de raro y con esa casa no habrá tenido a chicas tan
agradables y simpáticas como nosotras allí nunca. Así que Ben, colega, no te
has visto en otra igual!!
Excelente artículo. Besos.
ResponderEliminarHola, excelentes comentarios, son un exito en Albacete, luego tienes que publicar un libro de viajes. besos
ResponderEliminarCuando vengas de vuelta a visitarnos, traéte los collares y te vas al Rastro y vendes los collares al grito de "Autenticos collares de Mardi Graaaaaaaaaaaaasssssssss!!!!!!!!!!"
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