Durante la mañana hemos estado por Tallahassee y no me ha gustado nada porque es como una ciudad fantasma y no hay nada que ver. Es raro porque es la capital de Florida, pero las calles están vacías incluso en downtown. No hay tiendas, bancos, bares,…no sé, gente por la calle, como en el centro de cualquier ciudad… Así que hemos decidido seguir con nuestro viaje y poner rumbo a nuestro siguiente destino: Pensacola.
Hemos tardado 3 horas, así que hemos llegado a justo a la hora de comer. Además con el cambio horario hemos ganado 1 hora (cosas de la que no nos hemos dado cuenta hasta las 6 de la tarde…pero bueno).
Después de dar muchas vueltas a ver si encontramos una zona céntrica, sin éxito, hemos parado en una especie de tienda que había en una esquina tenía frutas y cosas caseras y también un pequeño menú de cosas naturales, así que hemos comido allí. Todo riquísimo y de postre una tarta de zanahoria deliciosa.
Esta ciudad es en la que más iglesias he visto por metro cuadrado, así que yo estaba flipando. Y Paloma quería hacerles unas fotillos, así que guiándonos por la torre de una de ellas hemos ido para allá. Y así, casualmente, paseando, hemos descubierto el centro de la ciudad. Es la calle Palafox. Toda la vida se concentra ahí. Y al final desemboca en la plaza de Luna, en honor al conquistador español Tristán de Luna, que en agosto de 1559 llegó a la bahía de Pensacola. Esto lo leí en la placa que había al pie de la estatua (jejeje) que ya sabéis que la historia no es lo mío.
La verdad que Pensacola para no tener mucha vida me ha parecido un sitio precioso e ideal para vivir una temporada (no muy larga, eso sí…porque como digo no hay mucha vida). Es todo tan bonito, con casitas bajas, algunas de colores, y tan tranquilo que da paz. Es como si te metes en la peli “Pleasantville”.
Después hemos conducido hacia la playa, porque, aunque parece que no, la ciudad es enorme y hay que cruzar un puente de 8 millas para llegar hasta la playa. En esa zona hay varios hoteles y cosas turísticas, pero si conduces más llegas a otra parte desierta. Hay muchas casitas a lo largo de la costa, pero no había vida (supongo que en verano sí la habrá, pero para la temperatura que hace aquí ya podían aprovecharlo, porque ahora mismo se está en la playa genial). Y más adelante ya no hay ni casas, es todo arena blanca y playa. Precioso. No llegamos hasta el final porque aquello no tenía fin, y eso que íbamos en coche. O sea que no me imagino la extensión que puede tener.
Cuando hemos querido volver hemos tenido un pequeño percance. Resulta que, como he dicho, esa carretera no tiene fin y nos queríamos volver. Así que, como este es el país de las “pirulas”, hemos decidido dar la vuelta en un momento que no venía nadie de frente. Pero al girar e invadir el carril contrario nos hemos salido un poco de la carretera y quedamos atrapadas en la arena!! Ya sé que es de pardillas, pero es que no sabíamos que ahí había tanta arena. Pensábamos que estaba blanco porque había caído arena por el aire, pero debajo había asfalto. Pues no!!
Total que hemos tenido que llamar a unos que estaban pescando para que nos ayudaran. Eran varios amigos que ni se inmutaron. Uno ha cogido las llaves del coche y ha venido a ver qué podía hacer, pero con tan poca sangre en las venas no se puede… No llevaba nada para remolcarnos, no sabía a dónde podíamos llamar…en fin, que ha servido de poca ayuda.
Así que Paloma ha parado a una furgoneta de esas típicas americanas para que nos echara un cable. Era una pareja muy maja que iban preparados para remolcarnos, pero el coche estaba tan hundido en la arena que no había manera de pasar la cinta para engancharlo. El tío al final se las ha apañado para sacarlo de ahí a base de maniobras. Great!!!
A todo esto ya era de noche y teníamos que ir a casa de Erin. Pues para allá que nos vamos!
Erin es una chica que hemos conocido en Coachsurfing y que nos dijo que podíamos ir a su casa esa noche. Todo el día nos habíamos estado mandando mensajes para coordinarnos y parecía muy maja, pero excesiva, como demasiado excitada: si no nos conocemos y ya me pones que tienes muchas ganas de verme y que qué emoción, que no puedes esperar a que lleguemos! No sé, todo muy raro… Y yo claro…a veces me rallo y empiezo a pensar cosas raras. Pero nada que ver con las películas que yo me había montado. Cuando llegamos a su casa resulta que es que ella es así “so exciting”. Todo es “awesome” y “gorgeous”…muy americana ella. Pero encantadora. Nos ha abierto su casa de par en par, nos ha ofrecido de todo, nos ha hecho hamburguesas de espinacas…y como nos ha dicho que le encanta la comida española pues hemos decidido hacerles una tortilla de patatas.
Erin vive con su novio Brandon…bueno, su prometido, como ella lo llama. Ambos son ideales. Son una pareja super bonita. Yo quiero ser como ellos…”so cute”. Hemos charlado, nos hemos reído…ellos se han bebido 15 cervezas en un momento, y mira que nosotras siendo españolas bebemos mucho, pero es que con estos hemos flipado! Pero muy bien. Hemos pasado una noche genial. Y hemos hecho unos buenos amigos. Espero que vengan a España pronto!
Además, gracias a Erin, ahora tenemos alojamiento en New Orleans. Resulta que dos días antes nos enteramos de que es “Mardi Gras”. Es una fiesta como el carnaval que en New Orleans se celebra como lo más de lo más. Así que está todo petao…como unas Fallas y un San Fermín juntos! Y así, pues claro, nadie nos puede acoger en su casa y además no hay ni hoteles ni nada. Así que estábamos un poco agobiadas con ese tema. Pero oye, fue decírselo a Erin y enseguida nos dice que su primo vive ahí y que va a escribirle para que nos acoja. Dicho y hecho. A la mañana siguiente nos dice que ya ha hablado con él y que vayamos a su casa. Nos ha dado su teléfono y su dirección, así que allá vamos New Orleans!
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