martes, 26 de febrero de 2013

And the Oscar goes to…

 Si hay una gala espectacular en el mundo, esa es la gala de los Oscar. A mucha gente le parece un coñazo, pero no hay otra de la que yo sea más fan. Desde bien pequeña me he quedado la noche en vela para poder verla. Y este año, por primera vez en la vida, la he vivido en directo a dos calles de donde estaba sucediendo (los más cerca que en la vida estaré). Y no sólo lo he vivido intensamente por la gala en sí, sino los preparativos y el ambientillo previo. Tres días antes el tramo de delante del Dolby (antes conocido como Kodak) Theatre en Hollywood Boulevard ya estaba cortado al tráfico, podías pasar caminando por allí y ver todo el despliegue que estaban montando.

 


No es sólo porque yo sea muy fan de esta gala, es que como profesional del medio me parece un dispositivo enorme, digno de ver en algún momento. Y sin duda, el mayor evento en el que me gustaría trabajar aunque sea una vez en la vida, es éste y una final de un Mundial. Así que me da mucha envidia ver ahí a toda esa gente preparando todo, durante días, haciendo ensayos y mirando hasta el último detalle para que todo salga bien esa noche. Te podrá gustar o no el acto en sí, pero hay que reconocer que es una retrasmisión espectacular y que sigue prácticamente todo el planeta, así que todo tiene que estar perfecto.
La misma mañana del domingo hemos ido a ver cómo estaba el ambiente a las puertas del teatro. Ya estaba todo el tráfico cortado, muchísima seguridad privada y policía, la alfombra roja ya colocada y mucha gente detrás de la valla para poder ver, desde la esquina eso sí, a sus actores favoritos. Pero para ser lo que es, no estaba tan abarrotado como yo me esperaba. Es España habría gente esperando desde la noche anterior y no se podría pasar por la acera. Pero aquí no: tú podías andar tranquilamente por ahí. Había gente, pero no agobio. Creo que para eso los americanos son más listos y prefieren verlo desde casa que se ve mejor. Así que los que estábamos ahí seríamos la mayoría turistas.

Después hemos ido a casa para comer deprisa y prepararnos porque a las 15:30 nos queríamos ir a ver la gala a casa de unos amigos de Lara.
Lara nos ha acogido en su casa y nos ha presentado a todos sus amigos, es encantadora. Así que en un día así, como ha visto que yo estaba loca con el evento, nos ha invitado también a ir a verlo con su grupo de amigos. Ellos se reúnen todos los años a verlo y hacen una porra y todo. Se lo toman muy en serio porque todos se dedican al cine y controlan de esto, así que hay bastante rivalidad con el tema de las apuestas, y eso, visto así desde fuera como nueva en este grupo, es muy gracioso!
A las 16:00 o así nos hemos ido para casa de Pablo y Julia, los anfitriones. Ellos, como buenos profesionales, lo tenían todo preparado para que cuando llegáramos cada uno hiciera sus apuestas y empezáramos a ver la gala. Sólo había dos normas para ir: llevar la bebida que quieras y 5 dólares para tu apuesta. Entre todos hemos llevado  cantidades industriales de comida y bebida, así que todo estaba listo.
Pero, por supuesto, antes de la gala está la Alfombra Roja. Eso es lo más importante de un evento de tal magnitud y teníamos que verla y comentar todos los estilismos.
Tras la presión de hacer la porra y preparar todas las bandejas de comida para “que no nos falte de ná”…empieza la gala.
La mitad del tiempo nos lo hemos pasado marujeando de los modelajes de la gente, así que había veces que no escuchábamos nada, pero nos hemos reído mucho. Y era muy curioso ver cómo sólo se hacía el silencio cuando iban a nombrar a los premiados, y cómo los que acertaban gritaban de emoción por conseguir un punto más y ver más cerca la posibilidad de llevarte el bote de dinero, que no viene nada mal….
No ha sido una de las mejores galas ni el año que yo más implicada estaba, porque tampoco había muchos nominados que me fascinaran. Eso sí, durante toda la semana pasada he estado viendo las pelis nominadas, más que nada para poder votar con criterio. Pero ya se sabe que los premios no suelen ser muy ajustados a la lógica, así que la porra decidí hacerla con la cabeza y no con el corazón y voté a la gente que creía que iba a ganar, no a la que yo quería que ganara (aunque a veces coincida). Y los premios que no tenía ni idea de cuál podría salir porque son muy técnicos y se me escapan…pues “al tun tún”....
    Como comprenderéis no he ganado nada, pero tampoco he quedado la última: un digno puesto en mitad de la tabla. Tengo que decir en mi favor que los importantes los he acertado todos, pero los más “raros”, en plan el mejor corto documental…pues se me han escapado. Aunque para ser  la primera vez, pues bien contenta que me voy.
Pero lo en que sí he ganado ha sido en la experiencia que he vivido. Porque de pasar de ver la gala todos los años en casa, en la soledad de la madrugada, a verla aquí acompañada de toda esta gente, pues hay un trecho importante. Este año he estado en el mismísimo Hollywood, que aunque no sea tan fascinante como parece (eso ya lo contaré otro día), te da mucho glamour decir que has estado aquí. Y además rodeada de gente tan maja y que a la larga serán importantísimos. Y no sólo rodeada, sino de cañas y coñas con ellos. Y es que ver la gala con una productora y guionista que trabaja para la productora de “Lincoln”, otra que ha ganado un premio en Sundance, un realizador y director que ha hecho varios capítulos de “Revenge” (sí, ese “culebrón” que veo y que me tiene enganchada junto con Grey´s Anatomy), uno que tiene un Grammy por vídeos musicales, un periodista que escribe sobre cine, y además lo hace tan bien que la mismísima Maribel Verdú la noche anterior en los Spirit Award le perseguía a él para hacerse una foto, en vez de ser al contrario, y con Félix Gómez, actor español que he visto en tantas series y del que he hecho alguna que otra pieza en TVE, y que ahora se ha afincado aquí para vivir el sueño americano y triunfar en Hollywood.
Toda esta gente son grandísimos profesionales a los que, lo poco que les he conocido, admiro y sé que tarde o temprano llegarán a despuntar en el mundo del cine. Y yo tengo el honor de haberles conocido.  Así que para mí, ver esta gala junto a ellos, comentar cada peli y cada premio y pasar un día tan divertido…eso…no tiene precio!

sábado, 16 de febrero de 2013

U.S. Interstate 10

A fin hemos llegado a Los Ángeles. El viaje ha sido largo y cansado, pero muy divertido, así que ha merecido la pena. Es cansado por la distancia, porque son muchas horas metidas en el coche, pero la verdad es que ha sido fácil.
En Estados Unidos es muy cómodo viajar porque, como las calles de la mayoría de las ciudades,  las carreteras son paralelas y perpendiculares, así que todas cruzan de este a oeste y de norte a sur. Y así es muy sencillo ir de una parte del país a otra.
Nosotras sólo hemos tenido que coger una única carretera: la Interestatal 10.



Esta autopista cruza de este a oeste y es la que está más al sur del país. Empieza en Jacksonville, Florida (lugar que conocí y que me encanta gracias a aquel genial episodio de Fringe), y termina en Santa Mónica, en Los Ángeles, California.

Han sido 3959 kilómetros en los cuales hemos pasado por 8 estados: Florida, Alabama, Mississippi, Luisiana, Texas, New México, Arizona y California. Hemos parado otras 8 ciudades: Tallahassee, Pensacola, New Orleans, Austin, San Antonio, Las Cruces, Tucson y Los Ángeles. Hemos conocido a gente estupenda: Donna (Karan), Erin (Brockovich) y Brandon (Walsh), Benjamin (Button), Laura (Palmer), Alanna y Nathan (a partir de aquí dejamos de ponerles motes porque ya no nos recordaban a nadie famoso, jejeje), Alberto (anteriormente conocido como Herb), Mª Cruz, María y Daisy, y ahora, por último, Lara.
Hemos aprendido a lo largo del trayecto varias cosas. Una de ellas es que los americanos conducen fatal y que aquí las normas de circulación son un poco distintas a España. Por ejemplo, aquí puedes adelantar tanto por la derecha como por la izquierda, lo cual es bastante peligroso cuando vas un poco perdido y mirando la salida que tienes que coger, porque a lo mejor vas por el carril central y ves la salida y cuando intentas ponerte a la derecha para tomarla, hay uno que te está adelantando y no te deja cambiarte de carril. Además hay algunas salidas también a la izquierda de las autovías, así que como no estés prevenido, a lo mejor vas por la derecha y te la pasas.
También dentro de las ciudades hay cosas que cambian. Los semáforos están al otro lado del cruce, no en tu propia esquina, como los tenemos nosotros. Así que los ves enfrente, y justo al lado, frontal a ti, siempre hay un cartel con el nombre de la calle que vas a cruzar. Esto está muy bien, porque así siempre sabes por qué calle vas y es muy práctico cuando vas buscando alguna en concreto, no como en España que tienes que mirar a ver qué pone en la placa de la esquina.
Lo raro es que aquí aunque un semáforo esté en rojo, si vas a girar a la derecha, puedes hacerlo cuando no venga nadie. Y claro, eso es muy subjetivo, porque a veces vas circulando y se te cuela uno que está girando porque habría pensado que venías más lejos y le daba tiempo.
También está el tema del aparcamiento. Aquí se paga en casi todas partes. Bueno, esa es una costumbre que por desgracia estamos adoptando también en España. Las máquinas de pagar el parking van todas con coins y para nosotras se han convertido en el bien más preciado. Resulta que las monedas apenas se utilizan, así que nos es súper difícil conseguirlas. Hay incluso bares que no tienen!! Si tu cuenta son, por ejemplo 17,30 dólares, te cobran 17$; y si son 17,80, te cobran 18$. Todo por no darte cambio en monedas. Yo es que no dejo de flipar. Pero luego las necesitas para el parking y para la lavandería…En fin…otro sin sentido de América.
Pero sin duda, lo más importante cuando vas conduciendo por USA es el tema de la gasolina: cuando veas una gasolinera hay que parar y repostar, porque nunca sabes cuándo vas a encontrar otra!
Ya nos lo avisaron y es verdad. A veces llegas incluso a agobiarte (como por ese tramo de Texas que no tiene fin), porque es que no hay apenas vías de servicio donde parar. Ves una ahora y otra al cabo de 2 horas. Así que mejor no apurar la gasolina. Cuando veas una, paras, por lo que pueda pasar luego…
Durante el viaje además hemos ido en contra del tiempo, ya que hemos ganado 3 horas en total. Por momentos se ha hecho raro, hemos tenido la sensación de ir en el Delorian viajando hacia atrás. Muchas veces ni nos hemos dado cuenta y al llegar la noche hemos visto que era una hora menos de la que pensábamos, así que se ha hecho muy extraño. Pero mirándolo bien, teníamos una hora más para dormir.
Lo que más he echado de menos a lo largo de todo el camino ha sido la música. Como sabéis no puedo vivir sin música y sin escuchar a los grupetes que me gustan (los “cutveins” para los amigos). Pero cometí un gran error al hacer la maleta: metí mucho jersey que ahora no me sirve para nada, porque hace un calorazo que flipas, pero olvidé el cable del iPod. Así que llevo un mes sin escuchar mi música preferida y estoy que me subo por las paredes.
Nos hemos tenido que conformar con la radio americana. Lo malo es que aquí se repiten más que la música de los caballitos, así que todos los días escuchábamos más o menos las mismas canciones. Pero si hay una que nos ha acompañado todos y cada uno de los días, incluso varias veces al día, desde que pisamos USA es esta:

Con ella hemos cantado, bailado y hecho el tonto para animarnos el viaje. Así que ésta es la banda sonora del trayecto, que no todo van a ser corta-venas!
Con todas estas anecdotitas, el viaje ha estado genial. Ha sido una experiencia única en la vida. Hoy me ha dicho un amigo algo que me ha encantado: “Vas en la máquina del tiempo...vas dejando el pasado en el retrovisor mientras vas a por tu futuro…”. Pues sí, porque prefiero intentarlo y fracasar, que ser una fracasada por no intentarlo.

viernes, 15 de febrero de 2013

Las Cruces- Tucson

Después de San Antonio, la siguiente parada que teníamos prevista era Tucson, pero como estaba bastante lejos y estamos ya saturadas de coche, hemos decidido hacer una parada intermedia.
No nos apetecía mucho parar cerca de Méjico, por si es un poco peligroso, pero nos han dicho que si te alejas de Juárez, tanto El Paso como Las Cruces son lugares seguros. Así que hemos ido a Las Cruces.

Menos mal que hemos hecho esa parada, porque el trayecto se me ha hecho horrible. Ha sido el día más pesado, sin duda: estaba incomodísima de estar tantas horas en el coche, tanto conduciendo como de copiloto, ya no sabía ni cómo ponerme, me dolí todo de estar sentada tanto tiempo…  Ya nos habían avisado y resulta que era verdad, Texas no tiene fin, vas conduciendo por esas carreteras en las que no hay nada y parece que no acaba nunca, se hace eterno…
Así que al llegar a Las Cruces hemos ido directamente a casa de Alanna, no nos apetecía ni dar una vuelta por la ciudad, sólo descansar.

Alanna y Nathan son una pareja muy bonica. Son treintañeros y viven ahí porque Nathan trabaja en El Paso, pero Alanna quiere volver a Austin o irse una temporada fuera, a un sitio donde se hable español para mejorar el idioma. Ella es periodista y trabaja para la NASA. Por lo que ha contado el trabajo tiene que ser un poco rollo, pero oye, trabajar para la NASA te da un glamour…
Tienen una casa muy bonita y la habitación que nos han dejado era genial, con un colchón viscoelástico y todo! Yo no daba crédito cuando me he tumbado ahí, que placer!
Hemos pasado una noche agradable, yo estoy tan cansada que ya ni me apetece hablar, así que al poco de cenar nos hemos ido a la cama a descansar.
Al levantarnos hemos salido hacia Tucson. En este tramo hemos vivido nuestro primer control policial. Muy raro, porque yo tenía entendido que los americanos son muy estrictos y sin embargo con nosotras la cosa ha sido así:
“do you have licence?”
“yes”
“you both?”
“yes”
“Ok, go on”
Nosotras ya cogiendo los bolsos para sacarlo y enseñárselo y el poli pasando. Pues vale… Tanto rollo con que había que tener un carné especial para conducir por Estados Unidos y ni se ha molestado ni en mirarlo! Si lo llego a saber ni me lo saco.
Hemos llegado a Tucson a mediodía y hemos dado una vuelta para buscar un sitio para comer. Estoy un poco flipando con las ciudades de Estado Unidos, porque son como pueblos, enormes, pero pueblos. No hay nada, están como desiertas, la zona centro son 4 edificios, pero no hay vida apenas. Nada comparable con cualquier ciudad europea, que tienen una actividad frenética.
Además aquí la gente no camina, va a todas partes en coche, con lo que no ves a gente por la calle ni nada. Tampoco usan el bus, porque es para pobres. Así que, como digo, todos en sus coches, con lo cual no ves vidilla por las calles, ni siquiera en el centro. A mí se me hace super raro.
Además Tucson es muy raro, porque estás en pleno centro pero son 4 calles y estás viendo montañas a tu alrededor. Montañas y cactus!!! Muy Arizona.
 
 











Para dormir hemos ido a casa de unos amigos de Laura, la de Austin: Mari Cruz y Alberto (nombre artístico: el verdadero es Herb, pero decidió cambiárselo porque en USA llamarte “hierba”, pues como que no…)
Son una pareja venezolana que vino aquí hace años. Viven con la madre de él y sus 3 hijos. Además él tiene una hermana más joven, Daisy, que es más inquieta y quiere viajar y hacer cosas…así que se moría de la envidia al ver el viaje que estamos haciendo nosotras.
Ellos son sudamericanos, así que son bastante tradicionales. Conciben la vida de otra manera, como más familiar. Todos tienen que vivir cerca de la madre, casarse y tener hijos jóvenes y esas cosas. Así que la pobre Daisy está ahí un poco fuera de lugar porque ella quiere hacer otra vida y su familia y sus amigos le meten caña con que tenga 37 años y esté soltera. Es muy guapa y muy maja, pero claro, la pobre, como va a encontrar novio viviendo en ese pueblo!! Si es que no hay nada ahí. Al llegar nosotras hemos dado una vuelta en coche para ver cómo era y es que no hay nada. Dos calles, literalmente, con alguna tienda, una gasolinera y una iglesia, nada más! Así no se puede hacer vida normal. Todo lo de alrededor son urbanizaciones y casas.
La de ellos es preciosa, enorme y súper cómoda.
Se nota que son unas personas muy amables y acogedoras, pero que tienen mucho dinero. Son los típicos inmigrantes que vinieron aquí en los 80, llevan toda la vida trabajando y han hecho mucha pasta. Sólo con ver su casa se nota, tienen unas comodidades que no he visto en muchos sitios. Y además hablan de que tienen otra casa en Austin, otra en otro sitio de Texas alquilada…en fin…que tienen pasta para aburrir. Pero eso no quita que sean humildes. Nos ha tratado como si fuéramos de la familia, súper cariñosos. Los niños son encantadores, sobre todo la mayor de 9 años, que es más rica… Nos ha cantado varias canciones tocando la guitarra y todo, porque ella de mayor quiere ser cantante, y tienen una voz preciosa la verdad.
Lo único que nos ha dejado flipadas es lo religiosos que son, que están todo el rato diciendo que Dios nos bendiga, que Dios nos cuida en nuestro viaje y, lo más impactante: que Dios nos va a traer un novio!!! Nosotras a veces tenemos que aguantar la risa, pero bueno…cada uno tiene sus creencias.
A la hora de la cena Alberto ha bendecido la mesa. Nosotras por no hacer un feo también hemos compartido la oración, aunque no hemos entendido nada. Es que ha sido hasta gracioso, porque él hablaba en inglés y medio entre dientes, así que sólo oíamos “whatchicomdisfraching… Paloma and Laia… therisfranjiworri… España… thanks God… Amén” Y nosotras “Amén”. Pero vamos…que ni guarra de lo que había dicho!
A pesar de eso hemos estado encantadas en su casa, son maravillosos y la casa es ideal. La verdad que hemos ido mejorando con el paso de los días y hemos estado con gente genial y en casas cada vez mejores. Menos mal, porque si hubiera sido al contrario hubiera sido un trauma!
Hoy último trayecto. Destino final Los Ángeles, California.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Austin & San Antonio


 

De New Orleans hemos puesto rumbo a Austin. Después de todo el día viajando, hemos llegado a Austin a las 7 de la tarde o así. Hemos ido directas a casa de Laura. Es una señora mejicana que vive en Austin hace 20 años. Vive con 2 de sus hijos en una zona residencial a las afueras y tienen una casa muy bonita. Por fin, en Estados Unidos, una casa limpia! (bueno la de Erin también lo era, pero esta se nota que es más familiar).
Laura es una señora de 58 años encantadora. Ella vino aquí con 38 años en autobús con muy poco dinero y sus 3 hijos pequeños y consiguió salir adelante y hoy en día vive bastante bien, la verdad. Muy emprendedora. Me ha encantado su historia.
Nos ha acogido fenomenal, ha cocinado toda la tarde esperando a que llegáramos y después nos ha llevado a dar una vuelta por el centro de Austin. Como era un poco tarde y además domingo tampoco había mucho ambiente, pero sí que hemos podido ver lo más importante.
Me ha gustado mucho Austin porque es una ciudad de verdad, no como las que hemos visto hasta ahora, que eran como pueblos desiertos y sin vida. Aquí tienen su zona centro, con edificios altos, aunque sean de empresas, tiendas, bares…vamos, lo normal en el centro de las ciudades.


Hemos pasado por la famosa 6 Street de la que todo el mundo nos había hablado. Esta calle es conocida por sus bares y porque siempre hay música en directo. Me hubiera gustado pasar alguna noche más aquí para poder ir a varios de ellos y vivir el ambiente (qué me gusta a mí un concierto!), pero no tenemos tiempo para más, así que ya volveré otro año jejeje.
Hemos intentado ir a un bar típico americano, con tejanos auténticos, pero estaba cerrado, así que nos hemos quedado con las ganas. Además Laura nos ha comentado que la semana que viene hay un rodeo y nos hemos muerto de la envidia, porque habría sido genial poder ir y ver a los vaqueros de Texas en su pleno apogeo. Insisto: hay que volver!!
Por la mañana al levantarnos hemos aprovechado para pasar la mañana viendo mejor el centro, ya de día. Hemos ido al Capitolio, que es la sede del Gobierno del Estado de Texas. Se puede visitar aunque la gente esté ahí trabajando. Es un edificio precioso, pero vamos, que no tiene mucho más.

Después hemos vuelto a pasear por 6 Street, pero claro, de día no es lo mismo, porque todos los bares están cerrados. 
 




Lo que sí me ha gustado es una tienda en la que todo es de música e instrumentos y tienen todo tipo de chorradas de temática musical. Me han encantado mil cosas, como unos posavasos imitando a vinilos y cosas así…es que esas tonterías me encantan. Así que he aprovechado para comprarme unos mini altavoces para el iPod, por llevarme alguna tontería porque era todo tan ideal.
A media mañana hemos salido ya hacia San Antonio. La ruta de hoy era muy corta, porque San Antonio está sólo a 1 hora y poco de Austin. Laura nos ha dado consejos de dónde tenemos que ir y qué tenemos que visitar, así que hemos ido directas.

La verdad que me ha decepcionado un poco, porque Laura y su hija nos lo había vendido como un sitio precioso y a mí no me ha gustado mucho. Feo no es, pero tampoco tiene casi nada. En medio de la ciudad hay un río que es lo único que le da un poco de encanto. Puedes coger un barquito que te lleva por él, pero nosotras hemos preferido ir andando por la orilla. Hemos caminado un rato, pero al ver que no tenía nada y que el paisaje tampoco era nada del otro mundo, nos hemos vuelto al centro de la ciudad.
 
Hay una torre, estilo el Pirulí, desde la que tienes una panorámica de toda la ciudad, así que hemos subido.
Este ha sido el momento más divertido del día, porque Paloma ha tenido que luchar contra los elementos por el aire que hacía, mientras yo casi muero de la risa.


Hemos estado por ahí pasando el día y nos hemos buscado un hotelillo para irnos a descansar pronto, que estamos agotadas de ir de acá para allá y dormir cada día en un sitio, poco y mal. Así que, como los couchsurfers de San Antonio son todos unos bordes y no nos ha acogido nadie, ni siquiera nos han contestado a los mensajes, pues hemos ido a un hotel, que mañana nos espera el trayecto más duro y largo de todo el viaje.





lunes, 11 de febrero de 2013

Throw me the beads


Yo venía un poco asustada para New Orleans después de saber que era Mardi Gras, porque yo ya no estoy para estos trotes y no me apetecen fiestas con grandes aglomeraciones. Pero aun así me hace ilusión verlo.
El Mardi Gras es el carnaval de toda la vida, solo que aquí en vez de tirar caramelos en la carrozas te tiran collares de colores. Nos habían contando que, la tradición era que si te tiraban un collar tenías que enseñar las tetas. Pero yo no sé de dónde se ha sacado eso la gente porque aquí no hemos visto nada de eso. Menos mal que era falso, porque no sé qué hubiera pasado ayer si no. Cuando tuvimos que aparcar porque la calle estaba cortada, nos encontramos con la cabalgata, así que nos quedamos a verla. La gente estaba super animada, gritando y dándolo todo al paso de cada carroza. Así que nosotras nos integramos también y nos pusimos a gritar levantando las manos a ver si pillábamos algún collar. Y de repente… yo estaba haciendo una foto y veo por la pantalla de la cámara una bola gigante de collares de colores que venían, cual meteorito, hacia la cara de Paloma. Pasó todo como a cámara lenta. Yo me la imaginaba esclafada en el suelo con los collares en la cara. Porque esas cosas, parece que no, pero si te dan hacen un daño que te cagas!. De repente la miro y la veo con las manos en alto intentando pararlos. El tiempo se detuvo. Al final los cogió todos, no sabe cómo, porque con la fuerza que llevaban la podían haber escalabrado. Y así nos fuimos anoche, con un puñado de collares bien chulos. Pero hoy nos esperaba más.
La gente aquí lo vive intensamente y lo celebra como si no hubiera un mañana.
Ya anoche cuando volvíamos a casa de Ben, vimos a gente acampada en una avenida. Paloma pensaba que eran los del 15-M (si que han llegado lejos!), pero resulta que no: es que era gente cogiendo sitio para ver la cabalgata de hoy.
Esta mañana desde las 09:00 que hemos abierto el ojo hemos visto a familias enteras que venían con media casa a cuestas: escaleras, sillas, neveras, hasta baños químicos en sus furgonetas…de todo para pasar el día comiendo y bebiendo en la calle hasta que empiece la Parade. Todo por pillar un sitio!


















Nosotras hemos aprovechado la mañana para conocer un poco la ciudad y hemos ido al French Quarter. Es un barrio con mucho encanto, con músicos tocando por las calles y barecillos muy chulis. Pero nos hemos tenido que volver pronto porque si no luego cortaban las calles por la cabalgata y no podíamos aparcar.



























Así que a la hora de comer ya estábamos de vuelta en casa de Ben. Al llegar había un montón de gente allí: amigos, familia, compañeros de trabajo. Resulta que Ben vive en la parte de arriba de su oficina, así que, como la Parade pasa por debajo, todos los años hacen ahí una fiesta para hacer tiempo mientras empieza. Ahí hemos conocido al padre de Ben, un señor encantador con una cara graciosísima, como de dibujos animados. Entrañable. Nos ha ofrecido todo tipo de comida y bebida. Y nosotras que somos muy agradecidas hemos dado buena cuenta de ello! Incluso Ben ha cocinado unas judías pintas. La historia tiene miga… Resulta que por la mañana al levantarnos Paloma le ha preguntado si salió anoche (porque le pareció oírle entre sueños) y Ben le ha contestado que sí, que llegó a las 5 de la mañana. Así que nosotras hemos pensado que se fue de fiesta cuando nos dejó en casa. Pero cuando estábamos tomando algo en el French Quarter le he preguntado yo qué hizo anoche si se lo pasó bien y me ha dicho no salió, que estuvo en casa de su abuela cocinando unas judías. De ahí lo que le había dicho ayer a Paloma por teléfono de su abuela!!! Nosotras creíamos que ahora todo empezaba a cobrar sentido, pero aun nos quedaba por descubrir… Estábamos flipando un poco porque haya estado hasta las 5 cocinando, pero dice que es que su cocina es una mierda. Así que hemos sacado la conclusión (como siempre a nuestra bola) de que cocinaba el finde para tener comida para toda la semana. Total, que nos vamos a su casa y cuando estamos allí descubrimos que las judías eran para sacarlas allí en la fiesta. El pobre…se había tirado cocinando toda la noche! Como comprenderéis, después de que habíamos tardado casi 12 horas en atar todos los cabos y descubrir algo que nos había querido decir desde el principio, estábamos descojonadas… Y, cómo no, Paloma probó las judías, a ver si merecía la pena tanto trabajo. La broma de las “beans” ha dado para mucho, cada vez que nos acordamos es que lloramos de la risa…Como os dije el otro día: lost in translation!
Después de comer hemos dado una vuelta por la calle, esperando a que empiece la Parade. Han montado un escenario con un grupo que son como los Rolling pero de la orquesta de tu pueblo: maduritos marchosos pero que hacen versiones de las canciones del momento (incluido el Gangnam Style, of course).

Cuando ha empezado la cabalgata no me ha pillado muy de sorpresa porque ya habíamos vivido un previo ayer, pero aun así no salgo de mi asombro. A pesar de haber leído cosas estos días sobre esta fiesta y haberla vivido hoy, todavía no entiendo muy bien el por qué de esta tradición de tirar los collares de colores. Y mucho menos me cabe en la cabeza el motivo que puede llevar a toda esa gente a volverse tan loca, saltar y gritar como si se acabara el mundo…y todo porque les lancen unos collares de plasticucho malo. Para qué los quieren? Por qué les hace tanta ilusión coger tantos? Y lo más raro, si quieren acumular cuantos más mejor, por qué los que se caen al suelo no los cogen? Solo valen los que atrapas en el aire! No lo entiendo… Pero en fin, es un gran ejemplo de cómo es la naturaleza humana y el afán que tenemos por acaparar todo lo que sea gratis, aunque sea algo totalmente inútil.

Al acabar la Parade hemos vuelto a la oficina de Ben y ahí hemos conocido a sus amigos. No tienen desperdicio. Son como sacados de series. Uno es grandullón y bastorro, pero con cara de panoli. El otro se llama Vincent y es que le nombre le viene al pelo, porque es el típico que nos recuerda algún personaje de serie o peli, de ascendentes italianos pero que ahora vive en un barrio humilde de Estado Unidos, con su boina y andando medio chepao. Es que no sé describirlo bien, es para verlo, pero Paloma lo imita fenomenal, así que cuando tengáis oportunidad decirle que os lo haga.
Había mucho más pero no hablamos mucho con toda la gente. El caso es que hemos conocido a gente muy rara pero que parecen buena gente, y lo hemos pasado fenomenal. De hecho, no paramos de reírnos de todas las cosas que nos han pasado con Ben, y el pobre es un buenazo. A mí me da hasta cosilla por todas las molestias que se ha tomado por nosotras y lo bien que nos ha tratado, pero Paloma dice que no pasa nada, que seguro que somos lo mejor que le ha pasado en la vida. Y la verdad que sí, porque un tío así de raro y con esa casa no habrá tenido a chicas tan agradables y simpáticas como nosotras allí nunca. Así que Ben, colega, no te has visto en otra igual!!


New Orleans

Nada más llegar hemos ido al Café Granada, recomendación de Erin. Ella decía que es un bar español con buenas tapas y sangría. Cómo son los guiris que les encanta la sangría! con los buenos vinos que hay en España y ellos sólo valoran la sangría!!!. El caso que nos hemos plantado en el Granada y hemos pedido una paella…toma ya! No estaba mala, pero picaba como un demonio. No entiendo porqué en USA cocinan todo tan picante, y mira que a mí me encanta, pero es que en una paella… Así que Paloma le ha dicho a la camarera que en España las paellas no pican, pero creo que no se lo ha tomado muy bien…

Para hacer la digestión decidimos dar un paseo. En América la gente no anda nada, va a todas partes en coche, así que nos miran raro. Le hemos preguntado a una chica por dónde podíamos ir y ella nos ha dicho una calle céntrica y un parque, pero que cogiéramos el tren (una mezcla entre metro y bus que tienen aquí). Pero nosotras preferíamos pasear así que hemos ido andando por esa zona y después, para compensar tanto ejercicio nos hemos metido una cheesecake y una lemoncake entre pecho y espalda.

Después hemos vuelto a por el coche para acercarnos más al centro, que estaba un poco lejos, y cuando íbamos conduciendo nos hemos topado con una calle cortada, así que hemos tenido que aparcar. Resulta que había una cabalgata por carnaval. Aquí se llama Mardi Gras y es una fiesta super divertida, pero eso ya lo contaré otro día, porque no tiene desperdicio.

Hemos estado ahí haciendo tiempo hasta las 20:30 que habíamos quedado con Benjamin. Ben es el primo de Erin, y como ella, como si fuéramos sus mejores amigas, le pidió que nos acogiera en su casa, pues él así lo ha hecho. Pero hasta esa hora no acababa de trabajar, así que hemos tenido que esperar bastante. Para ser USA es muy tarde, porque lo normal aquí es cenar a las 19:00 o así y a las 21:30 o por ahí acostarse. Y nosotras, entre la paliza de viajes que llevamos y que ya somos como de aquí, pues nos hemos acostumbrado a ese horario y a las 20:30 ya estamos rendidas. Pero bueno…todo sea por tener casa gratis.
Así que hemos esperado y a esa hora Ben nos ha llamado para quedar. Y ahí ha empezado un cúmulo de despropósitos. Como yo no me entero de nada por teléfono en inglés, Paloma se ha puesto al teléfono. La tía controla un huevo, pero se ve que por teléfono tampoco tanto, aunque a mí me hace creer que sí (jaja). El caso es que se ha tirado 10 minutos hablando con él y cuando cuelga le pregunto que qué le ha dicho y dice que ha dicho algo de su abuela, que pin…que pan,…, vamos…que no se había enterado de nada! Así que le ha pedido que nos escriba un SMS diciéndonos la dirección donde podemos quedar con él. Total que no nos escribía y decidimos escribirle nosotras diciéndole que no le entendíamos bien por teléfono y que si le esperábamos donde estábamos o quedamos en otro sitio, que nos diera la dirección y como tenemos GPS vamos donde sea. Con lo fácil que hubiera sido eso!! Pues no…el insistía en que esperáramos allí y él venía a por nosotras. Le hemos dado la dirección y ha dicho que cuando estuviera cerca nos avisaba. Así que nos hemos metido en el coche a esperar. Y la espera a dado para una larga charla sobre nuestras cosas… Ya estábamos echas polvo, pero había que esperarle ahí. De repente nos llega un mensaje y hemos pensado que ya venía…pues no! Era un mensaje, el cuál no he entendido así que hemos  tenido que meterlo en el traductor: “picking up seasoning before store closes an then that way”. A ver…las palabras las entendemos, pero el sentido de esta frase es que no sabíamos por dónde iba… total, que después de meterlo en el traductor hemos llegado a la conclusión de que iba a comprar unos condimentos antes de que cerraran las tiendas y luego ya, si eso, venía a por nosotras. Yo es que en cuanto he visto lo de pick up he pensado que venía a por nosotras, pero resulta que no.
Pues nada, a seguir esperando. Después de 40 minutos más hemos salido del coche para esperar en la esquina que le hemos dicho, porque mucho más no podía tardar. Y al rato ya nos ha llamado. Dice que estaba en esa dirección pero no nos veía, que cómo somos. Y Paloma “we are on the corner and we are two girls” claro!! Que más datos quiere? Si es que no le podía decir nada más la pobre… Resulta que él estaba enfrente y no nos veía, pero al final, con el típico truco de “levanta la mano” nos hemos encontrado.
Total, que ahí estamos, al fin, los tres juntos. Nosotros con más sueño que vergüenza y él con ganas de conversación, ahí en la esquina! Empieza a preguntarnos que qué hacemos por América y que en qué trabajamos,…esas típicas cosas que nos podía preguntar cenando, pues no, allí mismo quería saberlas.
Por fin conseguimos decirle que nos lleve a algún sitio para cenar y él se ha empeñado en que nos quedáramos por esa zona que estábamos, aunque dice que él no la controla mucho y no conoce sitios. Nosotras insistimos en que podemos ir por su casa o a la zona que quiera, pero él, ere que ere, que no, que allí nos quedamos. Pero, por supuesto, vamos en coche a la puerta del bar, en los dos coches! Otra vez a conducir. Le decimos “te seguimos” y nos ponemos en marcha. Empieza a dar vueltas por aquellas calles, no hay aparcamiento por ningún lado, vueltas y más vueltas… Conduce super deprisa, pone el intermitente hacia un lado y gira hacia el otro…un lío. Y de repente me llega un mensaje que pone “dyslexic”. Yo flipando en colores, indignadísima, digo “me está llamando disléxica?” Me estaba cayendo ya fatal! Entre el hambre, el sueño, porque los días aquí son eternos y aunque sean las 21 parecen las 3 de la mañana, y que no encontrábamos aparcamiento, me estaba cabreando y todo. Así que le he contestado “qué quieres decir con eso?”. Y el pobre me dice que ÉL es disléxico y que confunde la derecha con la izquierda. Pobrecillo…y yo cagándome en su padre (que por cierto le conocimos al día siguiente y es encantador).
Así que seguimos detrás de él. Yo le insistía en que fuéramos a otra zona, todo por mensaje, pero él no paraba de darnos vueltas por esas calles. Al final menos mal que recapacitaría y decidió salir de ahí. Nos ha llevado al típico bar americano con burguers y cervezas. Allí hemos cenado y hemos charlado con él. La verdad que es majo, aunque me gustaría entenderle más, porque ha habido un momento que hemos hablado de política que no he entendido ni papa. No sé por qué los americanos tienen la extraña idea de que sabemos inglés perfecto y hablan super deprisa. No será más lógico, cuando hablas con alguien que te ha dicho que no te entiende muy bien, que hables despacio y utilices frases claras y concisas? Pues no…el tío se pone a usar palabras raras que yo no he oído jamás…y claro, así no se puede. Pero bueno, el sentido de las frases lo pillo y de ahí sacó mis propias conclusiones.
Al fin digo ya que si nos vamos (porque yo veía que el tío se largaba y Paloma venga a darle coba) y salimos hacia su casa. Nosotras íbamos con un poco de miedo sólo de imaginarnos una casa de un tío treintañero, soltero y además americano…eso podía ser el desastre padre! Y no íbamos muy desencaminadas. La casa está chula, pero como todas en USA, desordenada y más guarra.... Nos enseña una habitación y dice que una puede dormir ahí y otra en el sofá. Las dos estábamos un poco que no sabíamos ni que pensar, porque es muy majo, de verdad, pero raro, así que hemos decidido dormir juntas en la cama de la habitación, que aunque es una cama pequeña, cabemos las dos haciendo la sardinilla (cada una con los pies hacia la cabeza de la otra).

Y así, echándonos unas risas sólo de pensar en todas las cosas raras que nos pasan, nos hemos dormido, ya que teníamos que estar despejadas para darlo todo al día siguiente en el Mardi Gras!

domingo, 10 de febrero de 2013

Pensacola

Durante la mañana hemos estado por Tallahassee y no me ha gustado nada porque es como una ciudad fantasma y no hay nada que ver. Es raro porque es la capital de Florida, pero las calles están vacías incluso en downtown. No hay tiendas, bancos, bares,…no sé,  gente por la calle, como en el centro de cualquier ciudad… Así que hemos decidido seguir con nuestro viaje y poner rumbo a nuestro siguiente destino: Pensacola.
Hemos tardado 3 horas, así que hemos llegado a justo a la hora de comer. Además con el cambio horario hemos ganado 1 hora (cosas de la que no nos hemos dado cuenta hasta las 6 de la tarde…pero bueno).
Después de dar muchas vueltas a ver si encontramos una zona céntrica, sin éxito, hemos parado en una especie de tienda que había en una esquina tenía frutas y cosas caseras y también un pequeño menú de cosas naturales, así que hemos comido allí. Todo riquísimo y de postre una tarta de zanahoria deliciosa.
Esta ciudad es en la que más iglesias he visto por metro cuadrado, así que yo estaba flipando. Y Paloma quería hacerles unas fotillos, así que guiándonos por la torre de una de ellas hemos ido para allá. Y así, casualmente, paseando, hemos descubierto el centro de la ciudad. Es la calle Palafox. Toda la vida se concentra ahí. Y al final desemboca en la plaza de Luna, en honor al conquistador español Tristán de Luna, que en agosto de 1559 llegó a la bahía de Pensacola. Esto lo leí en la placa que había al pie de la estatua (jejeje) que ya sabéis que la historia no es lo mío.
La verdad que Pensacola para no tener mucha vida me ha parecido un sitio precioso e ideal para vivir una temporada (no muy larga, eso sí…porque como digo no hay mucha vida). Es todo tan bonito, con casitas bajas, algunas de colores, y tan tranquilo que da paz. Es como si te metes en la peli “Pleasantville”.




Después hemos conducido hacia la playa, porque, aunque parece que no, la ciudad es enorme y hay que cruzar un puente de 8 millas para llegar hasta la playa. En esa zona hay varios hoteles y cosas turísticas, pero si conduces más llegas a otra parte desierta. Hay muchas casitas a lo largo de la costa, pero no había vida (supongo que en verano sí la habrá, pero para la temperatura que hace aquí ya podían aprovecharlo, porque ahora mismo se está en la playa genial). Y más adelante ya no hay ni casas, es todo arena blanca y playa. Precioso. No llegamos hasta el final porque aquello no tenía fin, y eso que íbamos en coche. O sea que no me imagino la extensión que puede tener.
Cuando hemos querido volver hemos tenido un pequeño percance. Resulta que, como he dicho, esa carretera no tiene fin y nos queríamos volver. Así que, como este es el país de las “pirulas”, hemos decidido dar la vuelta en un momento que no venía nadie de frente. Pero al girar e invadir el carril contrario nos hemos salido un poco de la carretera y quedamos atrapadas en la arena!! Ya sé que es de pardillas, pero es que no sabíamos que ahí había tanta arena. Pensábamos que estaba blanco porque había caído arena por el aire, pero debajo había asfalto. Pues no!!
Total que hemos tenido que llamar a unos que estaban pescando para que nos ayudaran. Eran varios amigos que ni se inmutaron. Uno ha cogido las llaves del coche y ha venido a ver qué podía hacer, pero con tan poca sangre en las venas no se puede… No llevaba nada para remolcarnos, no sabía a dónde podíamos llamar…en fin, que ha servido de poca ayuda.
Así que Paloma ha parado a una furgoneta de esas típicas americanas para que nos echara un cable. Era una pareja muy maja que iban preparados para remolcarnos, pero el coche estaba tan hundido en la arena que no había manera de pasar la cinta para engancharlo. El tío al final se las ha apañado para sacarlo de ahí a base de maniobras. Great!!!
A todo esto ya era de noche y teníamos que ir a casa de Erin. Pues para allá que nos vamos!
Erin es una chica que hemos conocido en Coachsurfing y que nos dijo que podíamos ir a su casa esa noche. Todo el día nos habíamos estado mandando mensajes para coordinarnos y parecía muy maja, pero excesiva, como demasiado excitada: si no nos conocemos y ya me pones que tienes muchas ganas de verme y que qué emoción, que no puedes esperar a que lleguemos! No sé, todo muy raro… Y yo claro…a veces me rallo y empiezo a pensar cosas raras. Pero nada que ver con las películas que yo me había montado. Cuando llegamos a su casa resulta que es que ella es así “so exciting”. Todo es “awesome” y “gorgeous”…muy americana ella. Pero encantadora. Nos ha abierto su casa de par en par, nos ha ofrecido de todo, nos ha hecho hamburguesas de espinacas…y como nos ha dicho que le encanta la comida española pues hemos decidido hacerles una tortilla de patatas.


Erin vive con su novio Brandon…bueno, su prometido, como ella lo llama. Ambos son ideales. Son una pareja super bonita. Yo quiero ser como ellos…”so cute”. Hemos charlado, nos hemos reído…ellos se han bebido 15 cervezas en un momento, y mira que nosotras siendo españolas bebemos mucho, pero es que con estos hemos flipado! Pero muy bien. Hemos pasado una noche genial. Y hemos hecho unos buenos amigos. Espero que vengan a España pronto!
Además, gracias a Erin, ahora tenemos alojamiento en New Orleans. Resulta que dos días antes nos enteramos de que es “Mardi Gras”. Es una fiesta como el carnaval que en New Orleans se celebra como lo más de lo más. Así que está todo petao…como unas Fallas y un San Fermín juntos! Y así, pues claro, nadie nos puede acoger en su casa y además no hay ni hoteles ni nada. Así que estábamos un poco agobiadas con ese tema. Pero oye, fue decírselo a Erin y enseguida nos dice que su primo vive ahí y que va a escribirle para que nos acoja. Dicho y hecho. A la mañana siguiente nos dice que ya ha hablado con él y que vayamos a su casa. Nos ha dado su teléfono y su dirección, así que allá vamos New Orleans!