lunes, 25 de marzo de 2013

The End…and It´s hard to say goodbye

Ya han pasado 2 meses y medio. Parece que fue ayer cuando cogí el avión rumbo a Estados Unidos, pero no…hace más de 2 meses. Es extraño, porque por un lado  parece que llevo aquí 7 años. A veces recordamos el inicio del viaje y pensamos “¿te acuerdas cuando estuvimos en Miami?”, como si fuera hace mil. Pero por otro se ha pasado volando el tiempo, así que no sé ni cómo sentirme. Ahora mismo me parece todo una broma, el hecho de haberme ido tan ilusionada y tener que volver con las mismas. Pero como en este país no me quieren porque soy una inmigrante sin papeles, pues a España que me vuelvo…qué remedio!
No sé qué voy a hacer cuando llegue a Madrid. Los primeros días voy a echar de menos tooooodoooo. Lo que más, sin duda, levantarme por la mañana y que me preparen el desayuno con un zumo de frutas natural…eso no tiene precio. Pero todo lo demás también, aunque sean tonterías, e incluso cosas de las que me he estado quejando. ¿Qué va a ser de mí sin esas “pequeñas” cosas? Como salir de casa sin tener que huir de la manager de los apartamentos, para que no nos pille viviendo en el piso de Lara y no quiera cobrarnos más alquiler. Y salir a la calle y no tener que agacharme modo “pozí” para esquivar las ramas de un árbol que hay en medio e impide el paso por la acera, pero que nadie poda, a pesar de que todos los días viene el “jardinero fiel”. Y dormir sin el ruido de los helicópteros sobrevolando tu casa toda la noche, como si estuvieras en el mismísimo Vietnam y vinieran los “Charlies”. Y no tener que buscar monedas de quarter como si fueran oro, porque son inútiles en la vida diaria pero básicas para la lavandería. Y no tener que ir por la calle esquivando a la gente que te quiere vender tours por Hollywood, que según ellos son “a lot of fun”, pero yo no le veo el sentido. Y no tener que huir también de Jack Sparrow, Batman y Spiderman, que te persiguen por la calle para hacerse fotos contigo, previo pago, of course. Y aún encima te dicen que sonrías, que estás en Hollywood. Pero si Hollywood es un truño! Y no tener la llamada de Iago a media tarde, para contarnos lo “afortunado” que es y las historias raras que le pasan al cabo de día.
Seguramente no voy a saber ni conducir, porque echo mucho de menos mi leoncito, pero ya me he acostumbrado al coche automático y ahora seguro que paro en un semáforo y se me cala. Aunque lo bueno es que ahora los atascos de Madrid me van a parecer un paseo, después de haber visto la que se monta en L.A.
Y tampoco me voy a aclarar con el dinero, porque ya me he acostumbrado a los dólares y ahora los euros me parecen de coña, como del Monopoly.
Y mil detalles más…
A pesar de todo ha merecido la pena, aunque sea sólo por la experiencia y por la gente que he conocido en el camino. Es un viaje único en la vida que recordaré siempre. Me será imposible olvidar ese año en el que no tuve invierno (y no puede utilizar mi plumas y mis UGG!!!).

A veces buscamos una salida y la seguimos aunque no sepamos a dónde nos lleva. Y este viaje era mi salida. Ha sido un recorrido lleno de altibajos, como es la vida misma…sin más. No se trataba de desaparecer, sino de hacerse a un lado. El 10% de las cosas que nos suceden en la vida no las controlamos pero el 90% restante sí, porque, en realidad, son las consecuencias del primer porcentaje. Es decir, la mayor parte del tiempo transcurre en función de nuestras reacciones. Así que tengo que reaccionar y volver a mi vida, pero con energías renovadas. Porque cada vez que das un paso hacia delante se te abren muchas puertas y nunca sabes qué hay detrás. Incluso a veces el no conseguir lo que quieres es un sorprendente golpe de suerte. Quizá de todo esto, en un futuro cercano (o no) sale algo bueno que yo ni he imaginado hasta ahora.
Lo importante es intentarlo. No todo lo que uno se propone en la vida lo consigue, a veces las cosas no tienen que ser y no son. Pero  todos los intentos son un éxito. Unas veces ganas y otras aprendes. Si quieres algo de verdad no has perdido el tiempo si tras intentarlo fracasas. Esos intentos te construyen. Es fascinante fracasar sin arrepentirse absolutamente de nada. Todos cometemos errores que nos hacen crecer. Y seguimos creciendo.
Mi mayor error siempre ha sido encajar finales, dejando puertas abiertas y lo inevitable pospuesto. Pero este final tengo que empezar a asimilarlo ya. Me lo voy a tomar como “a scratch in my dreams”. Me queda grande. Los imposibles también existen. Pero aunque me canse, o vengan miles de días grises, o quiera rendirme, tendré que decir que no a los miedos y seguir adelante. Porque lo difícil merece la pena, pero lo imposible más todavía.
Esta no era mi parada en la que tengo que bajar. No pasa nada. Vete tranquila,… sigue,…busca otro mundo,…vive. Vendrán cosas nuevas…y buenas también.
Última línea. The end. Historia acabada. Punto.

sábado, 16 de marzo de 2013

I ♥ San Francisco

Me quedan un par de semanas en California, así que quiero aprovechar para ver la mayor parte de cosas posible…todo lo que el cuerpo me permita, porque, sinceramente, estoy hasta más allá de dónde os podáis imaginar del coche. El viaje ha sido genial, pero tantas horas dentro del coche en la carretera, conduzcas o no, es una paliza. Así que ahora que estamos más tranquilas en L.A no me apetece mucho estar también para acá y para allá viajando de un lado a otro. Así que hay cosas que teníamos en mente que vamos a dejar de hacer, como ir a Las Vegas o al Gran Cañón. Y es que todo no se puede, que este país es muy grande! Así ya tengo excusa para volver otro año ;-)
Pero sí hay cosas que son básicas y no podemos dejar de ver, como San Francisco. Y menos mal que no lo descartamos, porque es lo mejor que hemos visto…con diferencia!
Tenemos todo el tiempo del  mundo, pero decidimos ir el fin de semana porque nos habían dicho que hay mucho ambiente y está mejor. Hemos tenido mucha suerte porque además ha hecho un tiempo buenísimo. Allí hace más frío, pero ha hecho sol, así que estaba genial para pasear.
Lo que más me ha llamado la atención de la ciudad es que es de las pocas de Estados Unidos en las que hay un buen transporte público. Aquí hay una combinación de tren ligero y metro, además de autobuses. Funcionan realmente bien y la gente los utiliza para la vida diaria. Así que no es como en muchas otras ciudades que hemos estado, que el transporte público está casi abandonado, es peligroso y está considerado para la gente pobre. Nosotras no lo hemos usado, porque somos más de andar, pero es bueno que esté ahí y funcione bien.

Nosotras preferimos pasear. Y nos ha dado tiempo a recorrer todo. De hecho se nos ha quedado hasta pequeño! Somos las primeras turistas que se han paseado por media América andando. Creo que estamos a punto de entrar en el Guinness y todo, porque vamos, aquí no se ha dado otra cosa igual: ir andando a los sitios??!! Pero nosotras, que estamos en forma total, nos pateamos la ciudad que nos echen! Y San Francisco, he leído, que fue calificada como la ciudad “más caminable” de EEUU, así que a ello que nos pusimos!!
Lo primero que hemos visto ha sido el Golden Gate y tengo que decir que me ha decepcionado, me quedo con el puente de Brooklyn. Pero bueno, lo cruzamos y tiramos las típicas fotos.



Pero lo que más me ha gustado es pasear por las calles. San Francisco es una ciudad que no tiene nada que ver con el resto de USA, parece más europea. Tiene una arquitectura espectacular. Sus calles son preciosas y es genial pasear por allí, a pesar de las cuestas! Tanto quejarme de Toledo y esto no tiene comparación. Los toledanos unos aficionados al lado de estos! Esto son cuestas y lo demás tonterías.



















Hemos paseado por todas las zonas destacables: Union Square, Marina, Misión Dolores, Castro (la zona gay por excelencia), Golden Gate, Embarcadero,…
Me han encantado dos zonas: Panhandle y Alamo Square. Alamo Square es un parque en el centro de la ciudad que está un poco en alto y desde el que hay una vista de todo San Francisco. Allí enfrente están las Painted Ladies, las casitas de colores preciosas que hemos visto en mil series y pelis, pero que recordareis porque salen en la cabecera de “Padres Forzosos”. Es una zona genial para vivir, con esas casas estilo victoriano espectaculares, muy tranquila y familiar, en la que se puede pasear…es ideal.



Y por otro lado me ha encantado Panhandle. Ahí está Haight Ashbury, que es una zona de lo más cool, llena de tiendas de modernos, bares super cuquis…una zona ideal también para pasear y tomar algo (rollo como si te vas un domingo al rastro y después de cañas a la Latina, pero con más glamour, claro!). Ahí descubrí una tienda de música enorme de la que Paloma me tuvo que sacar casi a rastras, porque yo quería quedarme allí a pasar el día (o a vivir!). Y es que estaban tooooodos los discos del mundo. No me cansaba de buscar entre ellos a ver si encontraba alguna joya.

Y además al final de la calle está el Golden Gate Park, enorme, casi un Central Park, que llega hasta el Pacífico.

Conclusión: que me encanta esta ciudad, aunque sé que el nivel de vida aquí es muy alto y el coste de todo muy, muy caro. Pero el sueño de mi vida es pasar unos años en USA y por muchos viajes que hago y veo ciudades que me encantan, no acababa de decidir si de verdad me gustan para pasar unos días o realmente para vivir ahí. Y ahora parece que lo veo más claro: creo que éste es el lugar.

martes, 5 de marzo de 2013

Hollywood is not stunning

Llevo casi 3 semanas en Los Ángeles y todo es genial, pero raro a la vez. La ciudad me encanta (toda California me encanta!), pero no sé si realmente para vivir o es porque tenía tanta necesidad de salir de Madrid, que me viene bien estar donde sea para ventilarme. La verdad es que California mola mucho, pero Los Ángeles es un poco decepciónate. Ya lo noté el verano pasado cuando vine, pero al estar sólo 3 días no tuve mucho tiempo de darme cuenta realmente de cómo es esto. Es una ciudad enorme con miles de posibilidades, pero, precisamente por ser tan grande, es difícil quedar con la gente y hacer todas las cosas que te ofrece (cines, conciertos, bares,…), porque todo está muy lejos, el tráfico es horrible.
Y si trabajas y tienes que madrugar, pues al final olvídate! Te dedicas a ir al curro y de ahí a la compra, a casa y poco más. Vamos, la rutina del día a día, como pasa en todas partes.
Pero eso no quita que venir de turista aquí, o a pasar una temporada, sea genial. Más que nada porque estás en los sitios que tantas veces has visto en las películas y las series, que estás constantemente flipando con todo. Aunque aquí viene un poco la decepción: no todo es como lo pintan las pelis americanas (y eso tenemos que asumirlo ya!).
Cuando pensamos en Hollywood nos viene a la mente lujo, glamour,… pero nada más lejos. Rodeo Drive es  una calle enana con 6 tiendas, todas muy lujosas sí (Loewe, Chanel…) pero en 10 minutos te la has recorrido y no tienes nada más que hacer.
Beverly Hills probablemente la zona residencial más famosa del mundo. Tampoco tiene mucho que ver. Te das un paseo en coche para ver las maravillosas mansiones y poco más.
Y las otras 2 cosas que más llaman la atención a los turistas son el Paseo de la Fama y la montaña de Hollywood con el cartel. Nosotras vivimos en pleno Hollywood, así que esto lo tenemos todo al ladito: a 5 minutos andando estamos en Hollywood Boulevard, a otros 5 en coche en la montaña que sube al Hollywood Sign y a otros 5 en la otra dirección en West Hollywood, que es la zona más cool para salir, así que estamos encantadas con nuestra ubicación. Por eso nuestro día a día se basa en salir a dar paseos por Sunset y Hollywood Boulevard, con sus estrellas de famosos y su Dolby Theatre.
Esto a priori puede parecer muy glamuroso, pero cuando lo ves en vivo te defrauda. Son un montón de estrellas en las baldosas del suelo con nombres de personajes famosos (muchos de ellos que no has visto en tu vida) y poco más: no tiene nada de espectacular. De hecho las aceras son bastante cutres. Lo único que está llena de tiendas de souvenirs y ahí van todos los turistas a hacerse la foto con la estrella de su famoso favorito. Pero no tiene nada de especial la verdad. 

Y si para colmo te pasa lo que nos pasó a nosotras el otro día, pues ya se le va todo el encanto. Resulta que íbamos las dos tan felices paseando de Hollywood Boulevard a Sunset, andando por la calle tan normal. Y claro, cuando vas por la calle, y más por una tan turística, pues hay gente alrededor. Delante de nosotras iba un señor y la verdad que íbamos bastante pegadas a él, pero bueno, lo suficiente para no molestarnos, lo normal de cuando vas andando por una calle llena de gente. Y de repente, le vemos que levanta una pierna y se tira un pedo tremendo!! Nos quedamos a cuadros, claro. Porque nunca nos íbamos a imaginar que nadie se iba a tirar un pedo en toda nuestra cara…y menos en Hollywood Boulevard, que eso no es nada glamuroso!!! Nos quedamos petrificadas y frenamos en seco. No sabíamos qué hacer y yo pensé en cruzar de acera, pero de repente el señor se dio la vuelta y nos vio ahí con cara de poker. Así que empezó a gritar “oh my God, sorry ladies”. Y nosotras en plan “da igual, no se preocupe”. Yo a todo esto estaba llorando, entre la risa y la estupefacción. Pero es que, si no había sido bastante comernos todo el pedaco, aún encima el señor no paraba de gritar en plena calle que lo sentía y que estaba muy avergonzado. Nosotras diciendo que no se preocupara, que ya estaba, pero el tío erre que erre. Decía que no se había dado cuenta de que íbamos tan cerca!. Y digo yo, si te vas a tirar un pedo en plena calle, no será mejor mirar antes a ver si hay alguien detrás? En fin…

Otro día subimos al Hollywood Sing. Fuimos primero por el camino que yo ya conocía, el que te deja en un lateral del cartel y desde donde todo el mundo se hace las típicas fotos con el cartel detrás. No deja de ser una chorrada el subir hasta ahí para hacerte esa cutre foto, porque además no te puedes acercar apenas a las letras, pero nosotras pasamos muchas risas haciendo todo tipo de tonterías. Y después fuimos por otro camino que te lleva justo     detrás del cartel y desde ahí ves toda la ciudad un poco mejor. La vista es espectacular, aunque me encantaría verla de noche con todo L.A iluminado. Es la típica imagen de las pelis de los años 50 en las que, en la primera cita, el chico lleva a la chica allí después de cenar para impresionarla. Y claro, eso funciona!! Lo malo es que ahora no pueden subir coches, así que hay que subir a pata. Y eso, de noche y con el tacón, pues no mola. Así que yo prefiero ir a plena luz del día, aunque sea menos romántico, con las mallas y las zapatillas. 

Lo que nos queda por hacer estando aquí es salir por la noche. Por ahora hemos estado liadas durante el día y cansadas por la noche, así que no nos hemos animado a salir, solo hemos hecho algunas quedadas en casas, pero lo haremos en breve porque me apetece ir a los bares.
La semana pasada sí que salimos un rato por West Hollywood. Me habían dicho que es como Chueca pero a lo bestia, pero me apetecía ir algún día porque cuando hemos pasado con el coche hemos visto terrazas muy chulas, así que tiene que ser divertido.
Cenamos en un japo y después fuimos a un bar que nos recomendaron, pero ya desde la puerta vimos a la gente con los torsos desnudos y tenía pinta todo de muy gay, así que ni entramos. Porque, me vais a perdonar, pero es que eso ya me tira para atrás, porque maricas ya tengo bastantes en mi vida, no necesito más (lo digo desde el cariño y lo sabéis!).
Por eso decidimos irnos a Sunset Strip, que es una calle que me recomendó un compi, con bares y música en directo rockerilla, así que dijo que me encantaría. Estuvimos por un par de ellos y no estaba mal, pero como era lunes estaba todo un poco muerto. Habrá que volver otro día y salir por otros clubs de Hollywood que dicen que son lo más….a vivir la noche en L.A.!!!

martes, 26 de febrero de 2013

And the Oscar goes to…

 Si hay una gala espectacular en el mundo, esa es la gala de los Oscar. A mucha gente le parece un coñazo, pero no hay otra de la que yo sea más fan. Desde bien pequeña me he quedado la noche en vela para poder verla. Y este año, por primera vez en la vida, la he vivido en directo a dos calles de donde estaba sucediendo (los más cerca que en la vida estaré). Y no sólo lo he vivido intensamente por la gala en sí, sino los preparativos y el ambientillo previo. Tres días antes el tramo de delante del Dolby (antes conocido como Kodak) Theatre en Hollywood Boulevard ya estaba cortado al tráfico, podías pasar caminando por allí y ver todo el despliegue que estaban montando.

 


No es sólo porque yo sea muy fan de esta gala, es que como profesional del medio me parece un dispositivo enorme, digno de ver en algún momento. Y sin duda, el mayor evento en el que me gustaría trabajar aunque sea una vez en la vida, es éste y una final de un Mundial. Así que me da mucha envidia ver ahí a toda esa gente preparando todo, durante días, haciendo ensayos y mirando hasta el último detalle para que todo salga bien esa noche. Te podrá gustar o no el acto en sí, pero hay que reconocer que es una retrasmisión espectacular y que sigue prácticamente todo el planeta, así que todo tiene que estar perfecto.
La misma mañana del domingo hemos ido a ver cómo estaba el ambiente a las puertas del teatro. Ya estaba todo el tráfico cortado, muchísima seguridad privada y policía, la alfombra roja ya colocada y mucha gente detrás de la valla para poder ver, desde la esquina eso sí, a sus actores favoritos. Pero para ser lo que es, no estaba tan abarrotado como yo me esperaba. Es España habría gente esperando desde la noche anterior y no se podría pasar por la acera. Pero aquí no: tú podías andar tranquilamente por ahí. Había gente, pero no agobio. Creo que para eso los americanos son más listos y prefieren verlo desde casa que se ve mejor. Así que los que estábamos ahí seríamos la mayoría turistas.

Después hemos ido a casa para comer deprisa y prepararnos porque a las 15:30 nos queríamos ir a ver la gala a casa de unos amigos de Lara.
Lara nos ha acogido en su casa y nos ha presentado a todos sus amigos, es encantadora. Así que en un día así, como ha visto que yo estaba loca con el evento, nos ha invitado también a ir a verlo con su grupo de amigos. Ellos se reúnen todos los años a verlo y hacen una porra y todo. Se lo toman muy en serio porque todos se dedican al cine y controlan de esto, así que hay bastante rivalidad con el tema de las apuestas, y eso, visto así desde fuera como nueva en este grupo, es muy gracioso!
A las 16:00 o así nos hemos ido para casa de Pablo y Julia, los anfitriones. Ellos, como buenos profesionales, lo tenían todo preparado para que cuando llegáramos cada uno hiciera sus apuestas y empezáramos a ver la gala. Sólo había dos normas para ir: llevar la bebida que quieras y 5 dólares para tu apuesta. Entre todos hemos llevado  cantidades industriales de comida y bebida, así que todo estaba listo.
Pero, por supuesto, antes de la gala está la Alfombra Roja. Eso es lo más importante de un evento de tal magnitud y teníamos que verla y comentar todos los estilismos.
Tras la presión de hacer la porra y preparar todas las bandejas de comida para “que no nos falte de ná”…empieza la gala.
La mitad del tiempo nos lo hemos pasado marujeando de los modelajes de la gente, así que había veces que no escuchábamos nada, pero nos hemos reído mucho. Y era muy curioso ver cómo sólo se hacía el silencio cuando iban a nombrar a los premiados, y cómo los que acertaban gritaban de emoción por conseguir un punto más y ver más cerca la posibilidad de llevarte el bote de dinero, que no viene nada mal….
No ha sido una de las mejores galas ni el año que yo más implicada estaba, porque tampoco había muchos nominados que me fascinaran. Eso sí, durante toda la semana pasada he estado viendo las pelis nominadas, más que nada para poder votar con criterio. Pero ya se sabe que los premios no suelen ser muy ajustados a la lógica, así que la porra decidí hacerla con la cabeza y no con el corazón y voté a la gente que creía que iba a ganar, no a la que yo quería que ganara (aunque a veces coincida). Y los premios que no tenía ni idea de cuál podría salir porque son muy técnicos y se me escapan…pues “al tun tún”....
    Como comprenderéis no he ganado nada, pero tampoco he quedado la última: un digno puesto en mitad de la tabla. Tengo que decir en mi favor que los importantes los he acertado todos, pero los más “raros”, en plan el mejor corto documental…pues se me han escapado. Aunque para ser  la primera vez, pues bien contenta que me voy.
Pero lo en que sí he ganado ha sido en la experiencia que he vivido. Porque de pasar de ver la gala todos los años en casa, en la soledad de la madrugada, a verla aquí acompañada de toda esta gente, pues hay un trecho importante. Este año he estado en el mismísimo Hollywood, que aunque no sea tan fascinante como parece (eso ya lo contaré otro día), te da mucho glamour decir que has estado aquí. Y además rodeada de gente tan maja y que a la larga serán importantísimos. Y no sólo rodeada, sino de cañas y coñas con ellos. Y es que ver la gala con una productora y guionista que trabaja para la productora de “Lincoln”, otra que ha ganado un premio en Sundance, un realizador y director que ha hecho varios capítulos de “Revenge” (sí, ese “culebrón” que veo y que me tiene enganchada junto con Grey´s Anatomy), uno que tiene un Grammy por vídeos musicales, un periodista que escribe sobre cine, y además lo hace tan bien que la mismísima Maribel Verdú la noche anterior en los Spirit Award le perseguía a él para hacerse una foto, en vez de ser al contrario, y con Félix Gómez, actor español que he visto en tantas series y del que he hecho alguna que otra pieza en TVE, y que ahora se ha afincado aquí para vivir el sueño americano y triunfar en Hollywood.
Toda esta gente son grandísimos profesionales a los que, lo poco que les he conocido, admiro y sé que tarde o temprano llegarán a despuntar en el mundo del cine. Y yo tengo el honor de haberles conocido.  Así que para mí, ver esta gala junto a ellos, comentar cada peli y cada premio y pasar un día tan divertido…eso…no tiene precio!

sábado, 16 de febrero de 2013

U.S. Interstate 10

A fin hemos llegado a Los Ángeles. El viaje ha sido largo y cansado, pero muy divertido, así que ha merecido la pena. Es cansado por la distancia, porque son muchas horas metidas en el coche, pero la verdad es que ha sido fácil.
En Estados Unidos es muy cómodo viajar porque, como las calles de la mayoría de las ciudades,  las carreteras son paralelas y perpendiculares, así que todas cruzan de este a oeste y de norte a sur. Y así es muy sencillo ir de una parte del país a otra.
Nosotras sólo hemos tenido que coger una única carretera: la Interestatal 10.



Esta autopista cruza de este a oeste y es la que está más al sur del país. Empieza en Jacksonville, Florida (lugar que conocí y que me encanta gracias a aquel genial episodio de Fringe), y termina en Santa Mónica, en Los Ángeles, California.

Han sido 3959 kilómetros en los cuales hemos pasado por 8 estados: Florida, Alabama, Mississippi, Luisiana, Texas, New México, Arizona y California. Hemos parado otras 8 ciudades: Tallahassee, Pensacola, New Orleans, Austin, San Antonio, Las Cruces, Tucson y Los Ángeles. Hemos conocido a gente estupenda: Donna (Karan), Erin (Brockovich) y Brandon (Walsh), Benjamin (Button), Laura (Palmer), Alanna y Nathan (a partir de aquí dejamos de ponerles motes porque ya no nos recordaban a nadie famoso, jejeje), Alberto (anteriormente conocido como Herb), Mª Cruz, María y Daisy, y ahora, por último, Lara.
Hemos aprendido a lo largo del trayecto varias cosas. Una de ellas es que los americanos conducen fatal y que aquí las normas de circulación son un poco distintas a España. Por ejemplo, aquí puedes adelantar tanto por la derecha como por la izquierda, lo cual es bastante peligroso cuando vas un poco perdido y mirando la salida que tienes que coger, porque a lo mejor vas por el carril central y ves la salida y cuando intentas ponerte a la derecha para tomarla, hay uno que te está adelantando y no te deja cambiarte de carril. Además hay algunas salidas también a la izquierda de las autovías, así que como no estés prevenido, a lo mejor vas por la derecha y te la pasas.
También dentro de las ciudades hay cosas que cambian. Los semáforos están al otro lado del cruce, no en tu propia esquina, como los tenemos nosotros. Así que los ves enfrente, y justo al lado, frontal a ti, siempre hay un cartel con el nombre de la calle que vas a cruzar. Esto está muy bien, porque así siempre sabes por qué calle vas y es muy práctico cuando vas buscando alguna en concreto, no como en España que tienes que mirar a ver qué pone en la placa de la esquina.
Lo raro es que aquí aunque un semáforo esté en rojo, si vas a girar a la derecha, puedes hacerlo cuando no venga nadie. Y claro, eso es muy subjetivo, porque a veces vas circulando y se te cuela uno que está girando porque habría pensado que venías más lejos y le daba tiempo.
También está el tema del aparcamiento. Aquí se paga en casi todas partes. Bueno, esa es una costumbre que por desgracia estamos adoptando también en España. Las máquinas de pagar el parking van todas con coins y para nosotras se han convertido en el bien más preciado. Resulta que las monedas apenas se utilizan, así que nos es súper difícil conseguirlas. Hay incluso bares que no tienen!! Si tu cuenta son, por ejemplo 17,30 dólares, te cobran 17$; y si son 17,80, te cobran 18$. Todo por no darte cambio en monedas. Yo es que no dejo de flipar. Pero luego las necesitas para el parking y para la lavandería…En fin…otro sin sentido de América.
Pero sin duda, lo más importante cuando vas conduciendo por USA es el tema de la gasolina: cuando veas una gasolinera hay que parar y repostar, porque nunca sabes cuándo vas a encontrar otra!
Ya nos lo avisaron y es verdad. A veces llegas incluso a agobiarte (como por ese tramo de Texas que no tiene fin), porque es que no hay apenas vías de servicio donde parar. Ves una ahora y otra al cabo de 2 horas. Así que mejor no apurar la gasolina. Cuando veas una, paras, por lo que pueda pasar luego…
Durante el viaje además hemos ido en contra del tiempo, ya que hemos ganado 3 horas en total. Por momentos se ha hecho raro, hemos tenido la sensación de ir en el Delorian viajando hacia atrás. Muchas veces ni nos hemos dado cuenta y al llegar la noche hemos visto que era una hora menos de la que pensábamos, así que se ha hecho muy extraño. Pero mirándolo bien, teníamos una hora más para dormir.
Lo que más he echado de menos a lo largo de todo el camino ha sido la música. Como sabéis no puedo vivir sin música y sin escuchar a los grupetes que me gustan (los “cutveins” para los amigos). Pero cometí un gran error al hacer la maleta: metí mucho jersey que ahora no me sirve para nada, porque hace un calorazo que flipas, pero olvidé el cable del iPod. Así que llevo un mes sin escuchar mi música preferida y estoy que me subo por las paredes.
Nos hemos tenido que conformar con la radio americana. Lo malo es que aquí se repiten más que la música de los caballitos, así que todos los días escuchábamos más o menos las mismas canciones. Pero si hay una que nos ha acompañado todos y cada uno de los días, incluso varias veces al día, desde que pisamos USA es esta:

Con ella hemos cantado, bailado y hecho el tonto para animarnos el viaje. Así que ésta es la banda sonora del trayecto, que no todo van a ser corta-venas!
Con todas estas anecdotitas, el viaje ha estado genial. Ha sido una experiencia única en la vida. Hoy me ha dicho un amigo algo que me ha encantado: “Vas en la máquina del tiempo...vas dejando el pasado en el retrovisor mientras vas a por tu futuro…”. Pues sí, porque prefiero intentarlo y fracasar, que ser una fracasada por no intentarlo.

viernes, 15 de febrero de 2013

Las Cruces- Tucson

Después de San Antonio, la siguiente parada que teníamos prevista era Tucson, pero como estaba bastante lejos y estamos ya saturadas de coche, hemos decidido hacer una parada intermedia.
No nos apetecía mucho parar cerca de Méjico, por si es un poco peligroso, pero nos han dicho que si te alejas de Juárez, tanto El Paso como Las Cruces son lugares seguros. Así que hemos ido a Las Cruces.

Menos mal que hemos hecho esa parada, porque el trayecto se me ha hecho horrible. Ha sido el día más pesado, sin duda: estaba incomodísima de estar tantas horas en el coche, tanto conduciendo como de copiloto, ya no sabía ni cómo ponerme, me dolí todo de estar sentada tanto tiempo…  Ya nos habían avisado y resulta que era verdad, Texas no tiene fin, vas conduciendo por esas carreteras en las que no hay nada y parece que no acaba nunca, se hace eterno…
Así que al llegar a Las Cruces hemos ido directamente a casa de Alanna, no nos apetecía ni dar una vuelta por la ciudad, sólo descansar.

Alanna y Nathan son una pareja muy bonica. Son treintañeros y viven ahí porque Nathan trabaja en El Paso, pero Alanna quiere volver a Austin o irse una temporada fuera, a un sitio donde se hable español para mejorar el idioma. Ella es periodista y trabaja para la NASA. Por lo que ha contado el trabajo tiene que ser un poco rollo, pero oye, trabajar para la NASA te da un glamour…
Tienen una casa muy bonita y la habitación que nos han dejado era genial, con un colchón viscoelástico y todo! Yo no daba crédito cuando me he tumbado ahí, que placer!
Hemos pasado una noche agradable, yo estoy tan cansada que ya ni me apetece hablar, así que al poco de cenar nos hemos ido a la cama a descansar.
Al levantarnos hemos salido hacia Tucson. En este tramo hemos vivido nuestro primer control policial. Muy raro, porque yo tenía entendido que los americanos son muy estrictos y sin embargo con nosotras la cosa ha sido así:
“do you have licence?”
“yes”
“you both?”
“yes”
“Ok, go on”
Nosotras ya cogiendo los bolsos para sacarlo y enseñárselo y el poli pasando. Pues vale… Tanto rollo con que había que tener un carné especial para conducir por Estados Unidos y ni se ha molestado ni en mirarlo! Si lo llego a saber ni me lo saco.
Hemos llegado a Tucson a mediodía y hemos dado una vuelta para buscar un sitio para comer. Estoy un poco flipando con las ciudades de Estado Unidos, porque son como pueblos, enormes, pero pueblos. No hay nada, están como desiertas, la zona centro son 4 edificios, pero no hay vida apenas. Nada comparable con cualquier ciudad europea, que tienen una actividad frenética.
Además aquí la gente no camina, va a todas partes en coche, con lo que no ves a gente por la calle ni nada. Tampoco usan el bus, porque es para pobres. Así que, como digo, todos en sus coches, con lo cual no ves vidilla por las calles, ni siquiera en el centro. A mí se me hace super raro.
Además Tucson es muy raro, porque estás en pleno centro pero son 4 calles y estás viendo montañas a tu alrededor. Montañas y cactus!!! Muy Arizona.
 
 











Para dormir hemos ido a casa de unos amigos de Laura, la de Austin: Mari Cruz y Alberto (nombre artístico: el verdadero es Herb, pero decidió cambiárselo porque en USA llamarte “hierba”, pues como que no…)
Son una pareja venezolana que vino aquí hace años. Viven con la madre de él y sus 3 hijos. Además él tiene una hermana más joven, Daisy, que es más inquieta y quiere viajar y hacer cosas…así que se moría de la envidia al ver el viaje que estamos haciendo nosotras.
Ellos son sudamericanos, así que son bastante tradicionales. Conciben la vida de otra manera, como más familiar. Todos tienen que vivir cerca de la madre, casarse y tener hijos jóvenes y esas cosas. Así que la pobre Daisy está ahí un poco fuera de lugar porque ella quiere hacer otra vida y su familia y sus amigos le meten caña con que tenga 37 años y esté soltera. Es muy guapa y muy maja, pero claro, la pobre, como va a encontrar novio viviendo en ese pueblo!! Si es que no hay nada ahí. Al llegar nosotras hemos dado una vuelta en coche para ver cómo era y es que no hay nada. Dos calles, literalmente, con alguna tienda, una gasolinera y una iglesia, nada más! Así no se puede hacer vida normal. Todo lo de alrededor son urbanizaciones y casas.
La de ellos es preciosa, enorme y súper cómoda.
Se nota que son unas personas muy amables y acogedoras, pero que tienen mucho dinero. Son los típicos inmigrantes que vinieron aquí en los 80, llevan toda la vida trabajando y han hecho mucha pasta. Sólo con ver su casa se nota, tienen unas comodidades que no he visto en muchos sitios. Y además hablan de que tienen otra casa en Austin, otra en otro sitio de Texas alquilada…en fin…que tienen pasta para aburrir. Pero eso no quita que sean humildes. Nos ha tratado como si fuéramos de la familia, súper cariñosos. Los niños son encantadores, sobre todo la mayor de 9 años, que es más rica… Nos ha cantado varias canciones tocando la guitarra y todo, porque ella de mayor quiere ser cantante, y tienen una voz preciosa la verdad.
Lo único que nos ha dejado flipadas es lo religiosos que son, que están todo el rato diciendo que Dios nos bendiga, que Dios nos cuida en nuestro viaje y, lo más impactante: que Dios nos va a traer un novio!!! Nosotras a veces tenemos que aguantar la risa, pero bueno…cada uno tiene sus creencias.
A la hora de la cena Alberto ha bendecido la mesa. Nosotras por no hacer un feo también hemos compartido la oración, aunque no hemos entendido nada. Es que ha sido hasta gracioso, porque él hablaba en inglés y medio entre dientes, así que sólo oíamos “whatchicomdisfraching… Paloma and Laia… therisfranjiworri… España… thanks God… Amén” Y nosotras “Amén”. Pero vamos…que ni guarra de lo que había dicho!
A pesar de eso hemos estado encantadas en su casa, son maravillosos y la casa es ideal. La verdad que hemos ido mejorando con el paso de los días y hemos estado con gente genial y en casas cada vez mejores. Menos mal, porque si hubiera sido al contrario hubiera sido un trauma!
Hoy último trayecto. Destino final Los Ángeles, California.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Austin & San Antonio


 

De New Orleans hemos puesto rumbo a Austin. Después de todo el día viajando, hemos llegado a Austin a las 7 de la tarde o así. Hemos ido directas a casa de Laura. Es una señora mejicana que vive en Austin hace 20 años. Vive con 2 de sus hijos en una zona residencial a las afueras y tienen una casa muy bonita. Por fin, en Estados Unidos, una casa limpia! (bueno la de Erin también lo era, pero esta se nota que es más familiar).
Laura es una señora de 58 años encantadora. Ella vino aquí con 38 años en autobús con muy poco dinero y sus 3 hijos pequeños y consiguió salir adelante y hoy en día vive bastante bien, la verdad. Muy emprendedora. Me ha encantado su historia.
Nos ha acogido fenomenal, ha cocinado toda la tarde esperando a que llegáramos y después nos ha llevado a dar una vuelta por el centro de Austin. Como era un poco tarde y además domingo tampoco había mucho ambiente, pero sí que hemos podido ver lo más importante.
Me ha gustado mucho Austin porque es una ciudad de verdad, no como las que hemos visto hasta ahora, que eran como pueblos desiertos y sin vida. Aquí tienen su zona centro, con edificios altos, aunque sean de empresas, tiendas, bares…vamos, lo normal en el centro de las ciudades.


Hemos pasado por la famosa 6 Street de la que todo el mundo nos había hablado. Esta calle es conocida por sus bares y porque siempre hay música en directo. Me hubiera gustado pasar alguna noche más aquí para poder ir a varios de ellos y vivir el ambiente (qué me gusta a mí un concierto!), pero no tenemos tiempo para más, así que ya volveré otro año jejeje.
Hemos intentado ir a un bar típico americano, con tejanos auténticos, pero estaba cerrado, así que nos hemos quedado con las ganas. Además Laura nos ha comentado que la semana que viene hay un rodeo y nos hemos muerto de la envidia, porque habría sido genial poder ir y ver a los vaqueros de Texas en su pleno apogeo. Insisto: hay que volver!!
Por la mañana al levantarnos hemos aprovechado para pasar la mañana viendo mejor el centro, ya de día. Hemos ido al Capitolio, que es la sede del Gobierno del Estado de Texas. Se puede visitar aunque la gente esté ahí trabajando. Es un edificio precioso, pero vamos, que no tiene mucho más.

Después hemos vuelto a pasear por 6 Street, pero claro, de día no es lo mismo, porque todos los bares están cerrados. 
 




Lo que sí me ha gustado es una tienda en la que todo es de música e instrumentos y tienen todo tipo de chorradas de temática musical. Me han encantado mil cosas, como unos posavasos imitando a vinilos y cosas así…es que esas tonterías me encantan. Así que he aprovechado para comprarme unos mini altavoces para el iPod, por llevarme alguna tontería porque era todo tan ideal.
A media mañana hemos salido ya hacia San Antonio. La ruta de hoy era muy corta, porque San Antonio está sólo a 1 hora y poco de Austin. Laura nos ha dado consejos de dónde tenemos que ir y qué tenemos que visitar, así que hemos ido directas.

La verdad que me ha decepcionado un poco, porque Laura y su hija nos lo había vendido como un sitio precioso y a mí no me ha gustado mucho. Feo no es, pero tampoco tiene casi nada. En medio de la ciudad hay un río que es lo único que le da un poco de encanto. Puedes coger un barquito que te lleva por él, pero nosotras hemos preferido ir andando por la orilla. Hemos caminado un rato, pero al ver que no tenía nada y que el paisaje tampoco era nada del otro mundo, nos hemos vuelto al centro de la ciudad.
 
Hay una torre, estilo el Pirulí, desde la que tienes una panorámica de toda la ciudad, así que hemos subido.
Este ha sido el momento más divertido del día, porque Paloma ha tenido que luchar contra los elementos por el aire que hacía, mientras yo casi muero de la risa.


Hemos estado por ahí pasando el día y nos hemos buscado un hotelillo para irnos a descansar pronto, que estamos agotadas de ir de acá para allá y dormir cada día en un sitio, poco y mal. Así que, como los couchsurfers de San Antonio son todos unos bordes y no nos ha acogido nadie, ni siquiera nos han contestado a los mensajes, pues hemos ido a un hotel, que mañana nos espera el trayecto más duro y largo de todo el viaje.